Año tras años aumenta el número de países que retiran de su ordenamiento jurídico la pena capital. El pasado 2015 no fue una excepción en este sentido. Sin embargo, el número de penas de muerte se incrementó un 50% con respecto a las cifras del ejercicio anterior. Fueron al menos 1.634 personas las que perdieron la vida a manos de estados donde matar a alguien se considera un castigo legal para reparar un daño. Se trata de la peor cifra en 25 años, según confirma Amnistía Internacional en su último informe sobre la pena de muerte. LA VANGUARDIA
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